jueves, 26 de abril de 2012

Terapia Pareja Barcelona

Terapias de Pareja Catalunya y Barcelona


Xavier Conesa Lapena – Carme Serrat Bretcha
C/ Gaietà Vinzia, 11-13
MOLLET DEL VALLES

C/ Santa Anna, 26
BARCELONA

Tel. 653811887 -  93 570 71 54 
conesa@gmail.com


Xavier Conesa Lapena
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(Montcada i Reixac)  Psicòleg , Sexòleg i Terapéuta de Parella . El 1990 fundà el Centre de Psicologia Aplicada a Mollet del Vallès entitat dedicada als tractaments psicològics en adults,adolescents i nens. Compatibilitzà aquestes tasques amb les teràpies de parella i disfuncions sexuals masculines i femenínes, establint col.laboracions amb institucions dedicades a la salut mental,especialment de la comarca del Vallès. Posteriorment, posa en funcionament l’Institut Superior d’Estudis Sexològics (I.S.E.S.) a Barcelona, dedicat a la docència de la sexologia: postgraus, masters i cursos específics reconeguts d’Interès Sanitari pel Departament de Salut de la Generalitat de Catalunya. L’Institut manté conveni de col.laboració amb la Universitat de BarcelonaUniversitat de Girona,Universitat Ramon Llull i Universitat Oberta de Catalunya i
Centre d’Estudis Universitaris de California, Illinois
Tutor de pràctiques externes de la Facultat de Psicologia (UB) de la Universitat de Barcelona des de l’any 1.999
L’any 1997 es va especialitzar en els tractaments específics per a la depressió a través de la luminoteràpia, essent un dels capdavanters en la investigació i implantació d’aquesta teràpia a nivell estatal. Informacions al respecte publicada al periòdic El Mundo, articles periodístics a Consumer i al periòdic Público.
Ha estat també coordinador del Grup de Treball de Sexologia del Col.legi Oficial de Psicòlegs de Catalunya.
Al llarg de tots aquests anys, ha establert col.laboracions en mitjans escrits, ràdio i televisió.

Enllaços externs:

Carme Serrat Bretcha
carmepsicologape

Llicenciada en Psicologia Colegiada nº 3.086 Adults i Infantil (Universitat de Barcelona)
Diplomatura de Postgrado en Logopedia (Universitat Autonoma de Barcelona)
Certificació per al Tractament de la Fundació Catalana del Sindrome de Down.
Diagnòstic i Teràpia Infantil (Institut Medic del Desenvolupament Infantil)
Tutora de practiques Universitat de Barcelona  Universitat Ramon Llull
Terapeuta Sexual i Familiar
Coordinadora de l’Institut Suparior d’Estudis Sexològics I.S.E.S.
Professora d’Integració Social i Atenció Soció Sanitària
Professora de Comunicació alternativa, Atenció a persones amb dependència,
Assessora Psicològica d’escoles bressol.
Assessorament a pares
Tutora de Pràctiques Universitat Oberta de Catalunya
Conferenciant de temes relacionats amb la psicologia infantil.




  Locució: Gemma Costa, actriu i cantant


Distancia de seguridad

María Byk

Me pregunto por qué se habla tanto de las suegras y tan poco de ellos, de los novios y maridosde nuestras amigas. Ahí sí que hay conflicto, bastante más que con las suegras. De entrada, porque las suegras no te roban a tu pareja y algunas amigas, sí. En el sentido literal del término, en el de dejarte sin tu novio o tu marido.
Las suegras pueden tenerlo más o menos acaparado, pero te dejan a ti la titularidad y, aun en el peor de los casos, ellos duermen contigo. Pero como hayas elegido mal a una amiga, tu novio puede acabar durmiendo con ella.
Le pasó a mi nueva amiga Sofía, una noche que dejó a su marido en una fiesta tras una discusión y se lo llevó su mejor amiga a la cama. A la que ponga cara de "a mí eso no me pasará jamás", yo le digo que no esté tan segura, sobre todo si es una persona confiada. Porque el problema de una amiga tóxica es que puedes tardar años en detectarla, por eso es tóxica precisamente, porque es lo suficientemente manipuladora para engañarte y utilizarte.
Y hay un tipo, el de las envidiosas y acomplejadas, obsesionado con imitarte, con sustituirte, con ser tú. Y eso incluye quedarse con el hombre que te gusta. Yo me creo tan lista como las que habéis puesto ese gesto de superioridad y tardé casi tres años en descubrir a una de esas amigas tóxicas y su competición alrededor de los hombres que me gustaban.
Pero también sin amigas tóxicas de por medio, ellos son habitualmente un problema. Porque tu amiga es ella y, por mucho que te esfuerces, es muy difícil que también lo sea él. Incluso que te caiga bien. Y lo mismo piensan ellos de ti. Razón por la que seguramente solo apareció una pareja en la última celebración de amigas. Y era ella, la mujer de mi amigo Javier. Ellos, todos desaparecidos en excusas varias.
Lo que en realidad es más bien conveniente. Precisamente es Javier quien lo tiene clarísimo, aunque el otro día fuera con su mujer. "Las parejas de los amigos, lo más lejos posible", dice siempre. A una prudente distancia de seguridad. Son una fuente de problemas. O porque quieren estar en medio de tus relaciones de amistad o porque se empeñan en demostrar a sus parejas que ellos son mucho más de fiar que nosotras. El resultado, demasiadas veces, es que separan a las amigas.
Ahí seguimos mis amigas y yo intentando acercar de nuevo a Casilda y Guiomar, que eran inseparables pero cometieron el error de meter a ellos en la amistad. Y cuatro son multitud cuando dos son ellos, aunque sean estupendos. Y, normalmente, no lo son; las estupendas son nuestras amigas, por eso las elegimos. A ellos los toleramos.

Si le preguntas a un hombre cómo lo hace sentir que su novia o esposa sea exitosa, probablemente lo que responda no sea coherente con lo que siente en el fondo. Un nuevo estudio publicado por la American Psychological Association sugiere que los hombres no disfrutan ver triunfar a sus parejas de sexo femenino, sin embargo esto no se aplica a las mujeres, más bien al contrario, ellas se sienten más satisfechas con una pareja exitosa.
No importaba si era una excelente anfitriona o inteligente, los hombres mostraron ser más propensos a sentirse peor inconscientemente cuando su pareja femenina tenía éxito que cuando fracasaba. Sin embargo, la autoestima de las mujeres no se veía afectada por el éxito o el fracaso de su pareja masculina, de acuerdo al estudio en el que participaron personas heterosexuales norteamericanas y holandesas.
“Tiene sentido que un hombre se pueda sentir amenazado si su novia lo supera en algo que están haciendo juntos, como tratar de perder peso. Pero esta investigación encontró evidencia de que los hombres interpretan automáticamente el éxito de su pareja como su propia falla, incluso cuando no están compitiendo directamente”, dice la autora principal, Dra. kate Ratliff, de la Universidad de Florida.
LOS HOMBRES MOSTRARON SER MÁS PROPENSOS A SENTIRSE PEOR. 
Los hombres se sentían peor cuando pensaban sobre un momento en que su pareja femenina había prosperado en una situación en la cual ellos no pudieron, de acuerdo a los hallazgos. Los investigadores estudiaron 896 personas en 5 experimentos. En uno de ellos, se les dio a 32 parejas de la Universidad de Virginia lo que se presentó como un “test de resolución de problemas e inteligencia” y luego se les dijo que su pareja había quedado en el 12% de los primeros o últimos puestos de todos los estudiantes de la universidad. Escuchar que sus parejas habían puntuado alto o bajo en el test no afectó a lo que los investigadores denominaron ‘autoestima explícita” de los participantes (es decir, cómo ellos decían sentirse).
También se les dio un test para determinar cómo se sentían inconscientemente sobre el rendimiento de sus parejas; los investigadores llamaron a esto ‘autoestima implícita’. En este test, una computadora registra cuán rápido las personas asocian palabras buenas o malas con ellos mismos. Por ejemplo, los participantes con autoestima implícita alta, cuando veían la palabra “yo” en la pantalla eran más propensos a asociarla con palabras tales como “excelente” o “bueno” que con “malo” o “pésimo”. Si entiendes inglés, puedes visitar el website Project Implicit para ver y realizar muestras del test.
Los hombres que creían que su pareja puntuó en el top 12%, demostraron una autoestima implícita más baja que aquellos hombres que creían que su pareja había puntuado entre el 12% inferior. Los participantes no recibieron información sobre su propio rendimiento.
Otros dos estudios hechos en Holanda arrojaron resultados similares. Dicho país se caracteriza por tener unas de las más pequeñas diferencias de género en el trabajo, la educación y la política, de acuerdo con el Índice de Igualdad de Género de las Naciones Unidas. Sin embargo, al igual que los hombres norteamericanos, los holandeses que pensaban en el éxito de sus parejas románticas se sentían mal consigo mismos a un nivel inconscientemente que cuando pensaban en el fracaso de sus parejas, de acuerdo a ambos estudios. Ellos dijeron sentirse bien con esto, pero el test de autoestima implícita reveló otra cosa.
EL PEOR GOLPE PARA LA AUTOESTIMA IMPLÍCITA DE LOS HOMBRES FUE CUANDO RECORDARON UNA SITUACIÓN EN QUE ELLOS FRACASARON Y SUS PAREJAS NO. 
En los dos experimentos finales, conducidos de forma online, se les pidió a 657 participantes de Estados Unidos (284 de los cuales eran hombres) que pensaran en un momento en el que sus parejas habían tenido éxito o habían fracasado. Por ejemplo, se les pidió a algunos participantes que pensaran sobre éxitos o fracasos sociales de su pareja, tales como ser un anfitrión encantador en una fiesta o un logro o fracaso más intelectual. En un estudio se les pidió que pensaran en un momento en que sus parejas habían tenido éxito o fracasado en algo en que ellos mismos habían tenido éxito o habían fracasado.
Al comparar todos los resultados, los investigadores encontraron que no importaba si los logros eran sociales, intelectuales, o relacionados a los éxitos o fracasos de los participantes, los hombres se sentían igual de mal inconscientemente cuando sus parejas tenían éxito comparado a las situaciones en que fallaban. Sin embargo, el peor golpe para la autoestima implícita de los hombres fue cuando recordaron una situación en que ellos fracasaron y sus parejas no.
Los investigadores también buscaron saber cómo la satisfacción en la pareja afectaba a la autoestima. Las mujeres en este estudio reportaron sentirse mejor con su relación cuando pensaban en un momento en que su pareja había sido exitosa comparado a cuando pensaban en un fracaso de la misma; no pasó igual con los hombres

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